¿Y donde quedó la Ética?

Reflexiones y extractos del ensayo "Ética para Amador" de Fernando Savater.
(A quienes les interese, si el enlace al PDF no les funciona me lo piden y se los envío por mail).


AVISO ANTIPEDAGÓGICO
Este libro no es un manual de ética para alumnos de bachillerato.
No contiene información sobre los más destacados autores y más
importantes movimientos de la teoría moral a lo largo de la historia.
No he intentado poner el imperativo categórico al alcance de todos
los públicos...
Tampoco se trata de un recetario de respuestas moralizantes a
los problemas cotidianos que puede uno encontrarse en el periódico
y en la calle, del aborto a la objeción de conciencia, pasando por el
preservativo. No creo que la ética sirva para zanjar ningún debate,
aunque su oficio sea colaborar a iniciarlos todos...
¿Tiene que hablarse de ética en la enseñanza media? Desde
luego, me parece nefasto que haya una asignatura así denominada
que se presente como alternativa a la hora de adoctrinamiento
religioso. La pobre ética no ha venido al mundo para dedicarse a
apuntalar ni a sustituir catecismos... por lo menos, no debiera
hacerlo a estas alturas del siglo xx. Pero no estoy nada seguro de
que deban evitarse unas primeras consideraciones generales sobre
el sentido de la libertad ni que basten a este respecto unas cuantas
consideraciones deontológicas incrustadas en cada una de las
restantes disciplinas. La reflexión moral no es solamente un asunto
especializado más para quienes deseen cursar estudios superiores
de filosofía sino parte esencial de cualquier educación digna de ese
nombre.
Este libro no es más que eso, sólo un libro. Personal y subjetivo,
como la relación que une a un padre con su hijo; pero por eso
mismo universal como la relación entre padre e hijo, la más común
de todas. Ha sido pensado y escrito para que puedan leerlo los
adolescentes: probablemente enseñará muy pocas cosas a sus
maestros. Su objetivo no es fabricar ciudadanos bienpensantes (ni
mucho menos malpensados) sino estimular el desarrollo de
librepensadores.

Madrid, 26 de enero de 1991


...CONTRAPORTADA
Recientemente, en los planes de estudio de bachillerato se ha
debatido la oportunidad de incluir una asignatura obligatoria de ética
como alternativa a la de religión. Con buenas razones se tiene tal
alternativa por injusta, tanto para la religión como para la ética. Pero
ello no quiere decir que el estudio específico de la ética no pueda
figurar, al nivel adecuado, en los planes de bachillerato. Nada
menos superfluo que enseñar las opciones y los valores de la
libertad si se quiere educar a hombres libres. El problema es:
¿cómo hablar de ética a los adolescentes, sin incurrir en la simple
crónica de las ideas morales o en el adoctrinamiento casuístico
sobre cuestiones prácticas? Este libro no pretende resolver tal
dificultad ni se propone como manual escolar de moralidad. Pero
intenta contribuir, filosófica y literariamente, al mejor planteamiento
de esa inquietud. Va dirigido en especial a los lectores de edades
comprendidas entre los catorce y los diecisiete años, no tanto a sus
maestros. Su autor es catedrático de ética en la Universidad
Complutense de Madrid. Ha publicado diversos libros sobre la
materia, entre los que cabe mencionar La tarea del héroe (Premio
Nacional de Ensayo), Invitación a la ética (Premio Anagrama), El
contenido de la felicidad, Ética como amor propio, Humanismo
impenitente, etc.....

Capítulo Noveno - Elecciones Generales
...
La ética, ya lo hemos dicho pero nunca viene mal repetirlo,
no es un arma arrojadiza ni munición destinada a pegarle buenos
cañonazos al prójimo en su Propia estima. Y mucho menos al
prójimo en general, igual que si a los humanos nos hiciesen en serie
como a los donuts. Para lo único que sirve la ética es para intentar
mejorarse a uno mismo, no para reprender elocuentemente al
vecino; y lo único seguro que sabe la ética es que el vecino, tú, yo y
los demás estamos todos hechos artesanalmente, de uno en uno,
con amorosa diferencia. De modo que a quien nos ruge al oído: « i
Todos los... (políticos, negros, capitalistas, australianos, bomberos,
lo que se prefiera) son unos inmorales y no tienen ni pizca de
ética!», se le puede responder amablemente: «Ocúpate de ti mismo,

so capullo, que más te vale», o cosa parecida....

...La ética es el arte de elegir lo que más nos conviene y
vivir lo mejor posible;...
...la ética se ocupa de lo que uno Mismo (tú,
yo o cualquiera) hace con su libertad,...

...En la ética, lo importante es
querer bien, porque no se trata más que de lo que cada cual hace
porque quiere (no de lo que le pasa a uno quiera o no, ni de lo que
hace a la fuerza)....



1 comentario:

  1. CAPITULO PRIMERO
    DE QUÉ VA LA ÉTICA
    Hay ciencias que se estudian por simple interés de saber cosas nuevas; otras, para aprender una destreza que permita hacer o utilizar algo; la mayoría, para obtener un puesto de trabajo y ganarse con él la vida. Si no sentimos curiosidad ni necesidad de realizar tales estudios, podemos prescindir tranquilamente de ellos.
    Abundan los conocimientos muy interesantes pero sin los cuales uno se las arregla bastante bien para vivir: yo, por ejemplo, lamento no tener ni idea de astrofísica ni de ebanistería, que a otros les darán tantas satisfacciones, aunque tal ignorancia no me ha impedido ir tirando hasta la fecha. Y tú, si no me equivoco, conoces las reglas del fútbol pero estás bastante pez en béisbol. No tiene mayor importancia, disfrutas con los mundiales, pasas olímpicamente de la liga americana y todos tan contentos.
    Lo que quiero decir es que ciertas cosas uno puede aprenderlas o no, a voluntad. Como nadie es capaz de saberlo todo, no hay más remedio que elegir y aceptar con humildad lo mucho que ignoramos. Se puede vivir sin saber astrofísica, ni ebanistería, ni fútbol, incluso sin saber leer ni escribir: se vive peor, si quieres, pero
    se vive. Ahora bien, otras cosas hay que saberlas porque en ello, como suele decirse, nos va la vida. Es preciso estar enterado, por ejemplo, de que saltar desde el balcón de un sexto piso no es cosa buena para la salud; o de que una dieta de clavos (¡con perdón de los fakires!) y ácido prúsico no permite llegar a viejo. Tampoco es aconsejable ignorar que si uno cada vez que se cruza con el vecino le atiza un mamporro las consecuencias serán antes o después muy desagradables. Pequeñeces así son importantes. Se puede
    vivir de muchos modos pero hay modos que no dejan vivir. En una palabra, entre todos los saberes posibles existe al menos uno imprescindible: el de que ciertas cosas nos convienen y otras no. No nos convienen ciertos alimentos ni nos convienen ciertos comportamientos ni ciertas actitudes. Me refiero, claro está, a que
    no nos convienen si queremos seguir viviendo. Si lo que uno quiere es reventar cuanto antes, beber lejía puede ser muy adecuado o también procurar rodearse del mayor número de enemigos posibles.
    Pero de momento vamos a suponer que lo que preferimos es vivir: los respetables gustos del suicida los dejaremos por ahora de lado. De modo que ciertas cosas nos convienen y a lo que nos conviene solemos llamarlo «bueno» porque nos sienta bien; otras, en cambio, nos sientan pero que muy mal y a todo eso lo llamamos «malo».
    Saber lo que nos conviene, es decir: distinguir entre lo bueno y lo malo, es un conocimiento que todos intentamos adquirir -todos sin excepción- por la cuenta que nos trae.
    ....

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